martes, 3 de mayo de 2011

PURA, CASTA Y ENAMORADA

PURA, CASTA Y ENAMORADA

¡Oh, mi Esposo bello y delicado!
Esperar para cuidarte, espero,
Renunciando ya, por ti, a otros amores,
Dejando así atracciones mundanales,
Que ejercen atrevidas pasajeras.
Sólo mirando el camino de verdades,
Llegando a la pureza del Amado,

Sintiéndose acunada suavemente,
Con la ligera brisa de la noche,
Cual caricia en los párpados cerrados,
Sólo los sentidos, enajenados,
Aprendiendo la llegada en sintonía,
Y esa sutil sensación de compañía,
Que hace vibrar el cuerpo y al alma mía,

Sintiendo desfallecerse arrobada,
En un eterno abrazo de cada día,
Al paso del Esposo en la lejanía,
Presintiendo muy hondo, su cercanía,
Pues el alma casta y pura en armonía,
Sólo vive ya pendiente cada día,
Estando preparada, enamorada,

Recibiendo al Esposo, en su día,
Con la lámpara presta y encendida,
Duerme, vela y un poco adormecida,
Disfrutando pues, así, la pronta dicha,
Tener entre sus brazos al Amado,
Al buen Esposo que su Rey, le ha dado,
En una unión que dure para siempre.

Sintiéndose dichosa, alborozada,
Y así, de alegría, toda ella ha vibrado,
Su cuerpo, sin reserva, le ha entregado.
Toda su pureza, en prueba de su amor,
Y fiel al voto que le hizo a su Señor,
Cuando sintiendo, en el fondo de su alma,
Siete años ha, que Él mismo, un día lo pidiera.

Durante todo este tiempo de espera,
Para ir eliminando poco a poco,
Con la gracia que entonces ya le diera,
Las cosas que le apartan de su Amado,
Sólo pensando, en lo que a Él sí le agrada,
Con la ayuda que le llega cada día,
Al pensar con Él, su ausencia y presencia,
Más fuerza así le aumenta que Él le diera.

Y así va caminando, pues Él, la guía,
Sin detenerse en nada que no fuera,
Para ser su visión, recuerdo y meta,
Donde quieren llegar pronto y sentirse,
Por fin eternamente abrazados,
Y fieles y amorosos, ya no verse,
En ningún otro rostro, reflejados.

Vicente Enguídanos Garrido
3 Septiembre 2000 BENICASIM (Castellón)