lunes, 20 de diciembre de 2021

FELIZ NAVIDAD (en su recuerdo).

 En su recuerdo y como  le hubiera gustado.

Poemas de Vicente Enguídanos





En abriendo los ojos,

con la mente en neblina

y los recuerdos del sueño

adormecidos.

Sólo una imagen

clara en la lejanía, 

de un cuadro al óleo,

con tres figuras

sobre fondo de

edificio engrandecido.

 Siendo una de ellas

semblante de mi imagen,

con la faz de un

color amarronado,

como si de africano

personaje se tratará.

 

Preguntándome la artista

si de mi agrado era.

 

Muy moreno-le dije- parecía

y de un parecido

aceptable suponía.

 

La belleza de servir al amor

No existe la dimensión para AMAR,

pues el AMOR, no se tiene,

sino que se contiene

Porque si se tiene, se puede dar

a pequeñas dosis, pero si se contiene

se expande impulsivo, desenfrenado y fluye

incontenible como los rayos del Sol,

hacia todo y hacia todos.

En todas direcciones,

en una explosión involuntaria,

cuyas ondas se suceden

una tras otra.

Como la piedra lanzada en un estanque;

ondas vaporosas de efluvios

misteriosos, cuyo poder virtuoso,

convierte al más incrédulo.

Cura al más enfermo, regocija al más triste,

elevan al más humillado

y transmuta, al ser más imperfecto,

en el más aguerrido vasallo,

presto para servir a
su SEÑOR, EL AMOR.



Soneto en el desierto


Cuando he conseguido ser muy completo,

siendo necesario ser muy versado;

quisiera poder hacer un  soneto,

llegando a ser un poeta consumado.

 

En la riqueza del vocabulario,

expresando con claridad la verdad,

transformando palabras comentario,

tendré para siempre otra oportunidad.

 

Lo que un corazón hace con libertad,

difundiendo con esperanza la LUZ,

va tomando la forma este panfleto.

 

Sin que para mí haya sido una cruz,

del fondo de mi alma con bondad

he terminado, al fin, este soneto.




 

¡La magia de un beso!

Consiste en conocer los puntos sensibles de un cuerpo de mujer. Un beso suave, dulce, en silencio, recorriendo muy lentamente esos puntos que transmiten al centro energético del cerebro esa energía que hace fabricar las endorfinas que se expanden poco a poco por todos los músculos, arterias y venas, produciendo una relajación que se transforma en éxtasis y puede llegar hasta el orgasmo.

Una sensación especial que el cuerpo admite como algo extraordinario y que le hace sentir esa placidez de bienestar y una renovación de energía que llega a lo más profundo de su ser.  

 

 

 

Ese beso que, si se empezó por los labios, ha ido ascendiendo por toda la faz y se reparte poco a poco por los ojos, el rostro, la frente, volviendo en su recorrido a los dulces labios que fundiéndose de nuevo llegan a experimentar esa unión de la fuerza del Ying Yang; de dos almas que se sienten transportadas, fusionadas en una sola y sienten la fuerza del Universo en una explosión que va más allá del Infinito.