De Europa a África
Relato corto de Vicente Enguídanos
Garrido
A grandes rasgos, el viaje, con un mar como dentro del puerto de Valencia,
fue delicioso. Ésta salida por mar, me ha hecho aumentar mis conocimientos psicológicos,
con nuevas impresiones que no conocía; conocimientos que convergen todos en el
mismo punto.
Colocado en
la proa del paquebote, da la sensación que nuestro cuerpo se desmaterializa y
queda nuestra alma, como suspendida entre los elementos: aire, mar y cielo.
Aislado por completo de los distintos ruidos que llegan a nuestros oídos,
procedentes de las gargantas de nuestros compañeros, en algarabía infernal, y
de las potentes máquinas que impulsan nuestro navío hacia tierras de otro
continente; que espera nuestra llegada para guardar en sus entrañas, el
recuerdo de nuestro sacrificio, traducido en meses de separación de nuestros
seres queridos y dominio de nuestra voluntad a los intereses de la nación; con
más o menos abnegación, amor y lealtad.
Nuestra alma
percibe su pequeñez, dentro de la grandeza del mar y del espacio de nuestro
mundo, relativo dentro de nuestro sistema solar, y micro infinitesimal en el
orden del Universo grandioso, proclamador de una Fuerza Infinita, que nuestra
mente no puede llegar a razonar, en toda su realidad.
Así vino a mi pensamiento, que un hombre en medio de la grandeza inmensa del
mar y del cielo, donde puede meditar con paciencia, y con la introspección por
una parte, y la retrospección por otra, llegar al punto clave que es el Ser
Supremo.
Yo estoy
aquí, como si estuviera en un mundo en el que los rayos solares, no tuvieran
poder para penetrar hasta la superficie, horadando la espesa niebla que lo
rodea, tan espesa, que sólo algo inmaterial, como el pensamiento, es capaz de
trasladarse en fracciones infinitesimales, a través de ésta barrera que
envuelve todo lo que me rodea, mejor dicho, que me aísla de todo mi pasado; de
tal manera, que sólo contados momentos tengo para poder extasiarme en los
recuerdos de los instantes felices y amargos, que viví en esa tierra que es
Valencia.
El navío que
me condujo hasta aquí, al recordar los momentos que pasé sobre su cubierta, me
da la impresión de ser mi propia vida; la proa, mi juventud; llena de
esperanzas e ilusiones, que todo lo avasalla: como hacía la proa al cortar el
agua y convertirla en espuma, que al elevarse, parecía convertirse en algo
nuevo, diferente, con voluntad propia, hasta que la fuerza de la gravedad, la
hacía descender, para volver a ser lo que siempre fue: agua.
Mi vejez, se
me asemejaba la popa del barco, cuando fluía el agua del mar revuelta por las
hélices, como igualmente las ideas, pensamientos y recuerdos del pasado de mi
existencia por el mundo; donde la vida efímera, no nos brinda el suficiente
tiempo para saciar nuestras ansias: ansias de riqueza, de mando, y de lujuria
unos, y de misticismo, elevación, arte y sabiduría, otros.
24 Abril de 1957 Villa Nador (Marruecos).
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