martes, 6 de septiembre de 2011

EL VACIO, LA DUDA

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Muchas veces, cuando notas el vacío espiritual, sientes la sensación de la duda. La duda de si lo que estás haciendo tendrá valor, si las oraciones que recitas, alabando al Señor; dándole gracias por todo: por lo bueno y por lo malo, por los sinsabores que nos ha dado y por la fuerza para resistirlos. Por las alegrías que también nos da y por el equilibrio para mantenernos en un plano de comprensión que no nos pejudiquen.
La duda, que nos llega involuntariamente, cuando, durante la oración diaria, continua, nuestra mente siente esa noche oscura, si piensa con lógica que el intento de comunicación con nuestro origen, con Cristo, podría no ser tan fácil, pues es tarea ardua la práctica diaria y el esfuerzo que esto representa; siendo además la decisión libre de querer seguir a Cristo, el punto más importante.
También el sentirse uno pequeño, impotente, hace resurgir las dudas. Y ante estas disquisiciones de si sí, y si no, surge de pronto la Luz que ilumina la mente, diciendo ¡NO ERES TÚ QUIEN PUEDE, SINO YO, TÚ SÓLO HAS DE PONER TU LIBERTAD Y DECIR -Fiat - Y DEJARTE LLEVAR! Entonces una explosión de alegría brota desde lo más profundo y te sientes capaz de todo. Sabes que cuentas con Él, y un amor inmenso llena todo tu SER, y te dices ¡Por Cristo, por Ti Señor, mi Señor! Quiero servirte, ofrecerte mi vida, que es tuya, y dejándome guiar, marchando a tu paso, transformándome por ti Señor.
Cambiar mi vida, ser AMOR, desprenderme de tantas cargas que me agobian como humano, y ofrecerte Señor, tantas imperfecciones, para que me limpies.
Le pido a María, tu madre y la mía; le ruego que me asista, que me guíe y me guarde, que aumente mi fe, y me dé la fuerza para luchar día a día por esa transformación que quiero ofrecerte Señor, a ti y a todos los que comparten mi vida allegados y lejanos.
Te he ofrecido Señor, superar mi pasión dominante, por ti, por no ofenderte y para que mi esfuerzo en sacrificio, sirva para que otros hermanos avancen y vean la Luz que Tú nos das, y todos juntos seamos capaces de irradiar la LUZ maravillosa de tu AMOR, en Paz y Armonía, para expandirla por todo el planeta, para que sirva a la finalidad de la Unidad que tanto anhelas, y que al fin, todos seamos UNO.

Vicente Enguídanos Garrido



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