martes, 13 de septiembre de 2011

MAESTRO

¡0h Dulce Jesús! Siento mi alma elevarse y penetrar, en esa región de consuelo espiritual, tranquilidad y sosiego que, lleva al espíritu, a sentirse en unión íntima con su Creador.
Eres Tú, mi Maestro Amado, quien me ayuda a ser más coherente con todo lo que hago. Me siento feliz de actuar de tal manera, pues al irradiar la luz que brilla en mi corazón, siento de quién es reflejo esa Luz, y estoy dichoso, cuando veo que puedo vencer los íntimos recovecos de oscuridad que me apartan de Ti.
Hoy es un día de los que me inunda esa Luz y una paz especial, pues al intentar superar y vencer esas imperfecciones, tengo la seguridad que Tú, Jesús, y tu Madre y la mía, estáis conmigo, ayudándome. Al mismo tiempo, estoy dichoso de poder ofreceros mi esfuerzo y mi amor, compensándoos un poco de tanto que sufrís por mí.
Este nuevo proyecto, trazado de hace unos pocos días, pensando en el sufrimiento de TUMAR, que durante tanto tiempo, me ha estimulado a reflejar mis sentimientos, para poder desarrollar mi capacidad de recibir directamente las enseñanzas, me ha llevado a comprometerme fielmente a abrir mi corazón, dejándome llevar por el sentimiento que brota del Amor que en mí anida.
La conexión que durante el día se produce, me hace experimentar una relajación y tranquilidad, que me ayuda a superar muchas trabas. También, a verlo todo de distinto color. Hasta en el trato con la familia, me parecen diferentes.
Mi pasión dominante, controlada y ofrecida en holocausto, por aquél que dio su vida por mí. Ofrecer por amor mis imperfecciones a superar, es un arma que puede tener resultados inesperados. Puedo limpiarme si hago el esfuerzo y pongo de mi parte, en la balanza, el sufrimiento y el dolor que con mi actuación, puedo ocasionar a otro. Así, de esta manera, lo que por mí mismo no soy capaz de superar, puedo hacerlo y vencer la tentación, cuando pensando en el daño que puedo hacer, soy capaz de resistir la tentación, por Amor.
¡Dame Señor, tu Luz! ¡Guíame Madre María! ¡Guárdame, para que no decaiga y aumente mi caudal! ¡Quiero ser fiel a vuestro Amor y servir a donde sea necesario! ¡Que no abandone jamás! Y quiero que conste que libremente opto por ésta decisión, con todo el amor de mi corazón, con todo mi SER.

V. Enguídanos Garrido (España)

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