sábado, 10 de septiembre de 2011

LA GRACIA DEL AMADO

La gracia que con tu absolución, me diste,
ha hecho lentamente, una transformación patente,
y con el deseo fuerte de agradar a mi amante,
voy caminando como ausente,
y un impulso sereno me lleva en adelante,
casi sin esfuerzo, con mi no sé qué anhelante,
de servir al AMOR y al encontrarte,
sin apenas de las renuncias cuenta darte.

Sintiendo al fin, que amarte,
es lo que importa y lo demás no cuenta,
porque la dicha de tenerte, es lo importante.
Cuando llegas, al fin, las ansias de sentirte
y hondamente poseerte,
en los brazos de tu Amado,
siendo tu alma la Amada,
que en esos mismos brazos se contempla,

Estando ya cuidada y mimada,
por el mismo Amor que la posee,
reposando tranquila y sosegada,
reclinada en su pecho y protegida,
de las malas ansiedades mundanales,
y en quietud suave y silenciosa,
resta ya en fuerte unión fundida,
más que unida, en un tiempo,
sin tiempo y sin medida.

Donde ya no existe nada, nada
y sólo nada,
donde el Amor, es, antes que nada
y más que nada.

Donde nada turbe su mirada,
que en ella misma, se refleja
el mismo Amor que se nos llega,
sin saber a ciencia cierta que nos pasa,
al estar en quietud, saboreando,
todo el mar de sensaciones,
que nos llegan a raudales.

Efluvios amorosos agradables,
sin abrir los ojos, pues, sentimos
que en el mismo corazón los recibimos,
y una paz de vida inunda sus latidos,
al ritmo acompasado de sus sones,
que música parecen más que ruídos,
con un equilibrado sonsonete.

Con altos, graves, bajos y otras notas,
que de otra dimensión fueron sacadas,
cual celestial sonata de amores inflamada,
que deja en silencio y reposada,
al alma, en ese lugar embelesada,
para llegar así enamorada,
a no deseear ya nunca más nada,

Donde ya no existe nada, nada,
y sólo nada,
donde el Amor, es, antes que nada
y más que nada.

Vicente Enguídanos Garrido 2 Abril 2000
Hospital General Castellón

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