Existe una misteriosa unión entre estas tres palabras, que actúan siempre juntas, produciendo reacciones secundarias, según cuál de las tres sea la primera que actúe, pero al final, se empiece por donde se quiera, todas llevan a la misma conclusión, es decir, a conseguir el equilibrio del Ser, aunque muchísimas veces, la persona no sea consciente de ello.
El año pasado fue la primera vez que fui convocado, por medio de Mosen Bernardo, para venir a este Centro, y hablar sobre la sonrisa y las salud. Comenté muy someramente sobre la sonrisa y nos centramos más, en la alimentación natural, concienciándonos para mantener un cuerpo sano y eliminar el estado de enfermedad, basándonos en la famosa frase sabia, de Hipócratres, el padre de la Medicina, que decía textualmente “Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”. Por ese camino muchos investigadores, han ido descubriendo, entre todo lo que se ofrece al hombre, por la Madre Naturaleza, los elementos que más fuerza, vigor y energía, podían proporcionar para desarrollar la vida, hasta el máximo que el Creador, en su infinita Sabiduría, tenía previsto para el género humano, pero al mismo tiempo que una vida larga, una larga calidad de vida, intentando mantener sus potencias físicas, mentales y espirituales al más alto nivel, consiguiendo una vida digna de vivirse en plenitud, para descubrir la gran misión que cada persona debe realizar, en él mismo y en los demás, a través de los acontecimientos que las circunstancias tejen a su alrededor.
Hoy vamos a charlar sobre la sonrisa, la mente y el Espíritu, y cómo aprovechar sus efectos en nuestro cuerpo. Efectos que, pueden llevarnos a ese estado de plenitud, como más arriba indicábamos y que debemos potenciar, para llegar a adquirir los conocimientos necesarios, y así poner en marcha, los mecanismos que tenemos a nuestra disposición para conseguir esa salud que como don más preciado, la humanidad persigue, según el dicho popular “Salud, Dinero y Amor”.
Aunque mucha gente no llegue a creerlo, la sonrisa es un método terapéutico, de Salud integral, psicosomático; físico espiritual, es decir, de la persona entera. Hace muchos años que aprendí esto, gracias un buen profesor de psicología que teníamos, cuando estudiaba Enfermería. En la vida práctica, durante mi trabajo profesional, he podido constatar ésta realidad, por la que el caso que sirvió de ejemplo, para que comprendiéramos el significado, cualquiera de Vds. ha podido comprobarlo, de cómo actúan nuestro cuerpo y nuestra mente, al unísono. El ejemplo fue el de la persona que tiene mal genio, y que con el tiempo llega a desarrollar una úlcera de estómago; lo mismo que el que tiene úlcera de estómago, va a degenerar en una conducta agresiva y de rechazo hacia los demás, por su mal genio. Existe una comunicación de todas las partes del cuerpo consigo mismo, todo está interrelacionado, y si una parte del cuerpo está enfermo, todo el cuerpo está enfermo, como decía San Pablo, cuando hablaba del cuerpo místico de la Iglesia.
Partiendo de la aplicación de este supuesto, podemos beneficiarnos al conocerlo, pues las persona serias en extremo, de las que normalmente se dice que tienen cara de juez, están actuando en contra de su propia salud, pues están emitiendo sustancias negativas, desde la contracción de sus músculos, los cuales emiten órdenes al cerebro, que obedece a la voz de su amo, y fabrica en el laboratorio interno, siguiendo las instrucciones eléctricas, que los terminales, repartidos por toda la superficie corporal, le están dictando, las sustancias que pueden perjudicar o beneficiar, bajando su nivel de energía o aumentando su capacidad vital, para mantener la salud.
Cuando me llamaron desde Cáritas, para que viniese a Almazora, de nuevo, a dar una charla, para mayores y jubilados, les di mi conformidad y luego, pensando de qué tendría que hablar, recordé algunos artículos de los muchos que he leído, sobre cómo actuar en nuestro organismo los pensamientos positivos y cómo las reacciones a esos pensamientos, pueden darnos el equilibrio psico-somático que necesitamos, para mantener ese harmonium, de salud integral.
Entre algunos de ellos, recuerdo el titulado “El mágico poder de la sonrisa” que empezaba comentando un curioso caso, ocurrido en unos grandes almacenes, a una señora. Revolviendo bañadores de oferta, escogió uno y abriéndose camino entre empujones y apreturas, hasta llegar a la dependienta, le dijo -Por favor, ¿Tendría el mismo modelo, pero en rojo?. Lo que hay aquí es todo lo que hay. ¡Y no revuelva más! Ante tal respuesta, la señora impulsiva e impaciente, tiró el bañador al suelo, protestó airadamente por el mal trato y se prometió, no volver a comprar en esos almacenes, en toda su vida.
Pasados unos días, al visitar a una amiga que conocía lo que le había ocurrido, le comentó cómo le fue en otros almacenes a los que tuvo que recurrir, explicándole que había quedado encantada, pues al entrar en el departamento de verano, pidiéndole a la señorita, el tipo de modelo y color que deseaba, cortándole su amiga ¿Y enseguida te enseñó todo el muestrario de bañadores en rojo? Pues no, contestó ella. Simplemente me miró a los ojos y ¡me sonrió! ¿Te sonrió? le dijo aquella. Me sonrió y me trató con tanta dulzura que, a pesar de que no tenía nada en rojo, compré tres bañadores, en azul, violeta y amarillo, manifestó la protagonista de la historia.
¡Estos son los milagros que provoca una simple y dulce sonrisa! Una sonrisa es la diferencia entre un éxito de venta o un inamovible stock de artículos; es la frontera entre la amistad o el rechazo; y a veces, en un nivel político, puede llegar a significar la guerra o la paz. ¿Qué tiene la sonrisa que la convierte en la varita mágica de las relaciones humanas? Si pensamos que la sonrisa proviene del corazón, pues el dicho se expresa “Habla con el corazón en la mano”, “Me sale del corazón”, “El sentimiento verdadero proviene del corazón”, “El corazón no puede evitar querer a alguien”. La gente al relacionarse, y ponerse en comunicación con otra persona, surge sin darse cuenta, el contenido psicológico de las propias actitudes.
A nivel científico, según los experimentos con la cámara Kirlian, y su aplicación al estudio de los campos bioenergéticos del cuerpo humano, las diferentes actitudes mentales y emocionales, en el fondo, son corrientes de energía electromagnética que brotan de ciertos puntos localizados en la cabeza, el pecho y el abdomen, expresándose, estas energías, en una constante circulación por todo el organismo y su aura psíquica.
Al entrar en relación con otra u otras personas, estas energías de las propias actitudes psicológicas, se irradian, a partir del corazón (centro de energía), hacia las manos, los ojos y la cara. Así, la energía del corazón, se pone en comunicación y entra en contacto con las energías anímicas del corazón de las personas, con las cuales se establece la relación. La mirada que manifiestan los ojos, la expresión de la cara, la utilización de las manos y la irradiación del corazón, no es otra cosa que corrientes de dinámica energía anímica puesta en acción. En una relación entre seres humanos, los corazones se ponen en contacto a través de la mirada, la expresión de la cara y los gestos corporales.
El contacto es unión, y unión es conocimiento y de ese conocimiento surge una reacción emocional de apertura o rechazo.
Cuando leía estas líneas, recordaba cómo hace más de cuarenta años, era en Noviembre de 1955, escribía algo parecido, donde yo explicaba cómo se producía ese acercamiento o rechazo. Decía en aquellas notas que, nosotros éramos como emisores receptores, que vibrábamos con una frecuencia determinada, y que al encontrar otra alma apta para despertar en ella las misma sensaciones, emitíamos unas ondas que siendo absorbidas por ella y reflejadas nuevamente, vibrando los puntos inmateriales, con frecuencia especial, al ser captadas por el centro emisor primitivo, se producía a la recepción, una búsqueda de sintonización con las frecuencias recibidas. Éstas, en realidad, son como fotografías del alma, de ésa alma que inunda todo nuestro cuerpo, desde la cabeza a los miembros inferiores, pero no como fotografías parciales, sino como ficha completa de todas las apetencias que siente nuestro espíritu y que, al ser mutuamente intercambiadas y seleccionadas por el ente, con esa rapidez propia de él, hace que se sientan atraídos o repelidos, si en caso contrario, el otro espíritu receptor no contesta, a la clave, que sirve de enlace entre estos espíritus superiores, adoradores de la belleza que en sí encierran todas las cosas creadas por Dios.
Remontándonos a los antiguos sabios de la India védica, hace más de cinco mil años, sabemos que practicaban el ejercicio llamado “Sabiduría del Sol”, llamado Surya-Vidya. Todas las mañanas, al amanecer, ponían las manos en el corazón, el sol de nuestro cuerpo, dejando que el amor fluyera hacia todas las personas, hacia todos los seres, hacia todas las cosas...mientras mantenían una dulce expresión en sus rostros.
Sonreían y el amor salía desde dentro, al sonreír estaban enviando su amor hacia el universo, estaban dándose al mundo y cooperaban repartiendo bendiciones, y al mismo tiempo ellos debían saber que esa misma energía de amor, les envolvía a ellos y les hacía mantener su propia armonía con la Creación; de tal manera que su salud se robustecía, pues cuanto más amor enviaban más fuertes se notaban. Así, con el tiempo, “los sabios” modernos también han descubierto que es más rentable dar que recibir; no me refiero a los sabios de conocimientos, sino a los sabios de corazón, que dan su vida por los demás, su tiempo, su escucha, su preocupación por los débiles, los marginados, esa es la sabiduría de los que renuncian a muchas cosas, por repartir amor sonriendo, pues con su sonrisa están ayudando a otros a saber levantarse, a descubrir que el amor existe, y que ellos también pueden, si lo descubren, repartirlo a manos llenas hacia los demás; y a partir de ahí, encontrarán la felicidad, comprobando que cuanto más dan más tienen, y también notarán como si su cuerpo rejuveneciera, parece más ágil, casi incansable para estar en disposición de servicio, y su salud inquebrantable, deja de necesitar a los médicos, pues dormir menos, trabajar más y comer menos, le predispone a una constante actividad, por la que la energía que recorre todo nuestro cuerpo, produce las sustancias necesarias, para mantener el equilibrio vital de nuestro organismo.
Existe un cuentecillo sobre un ermitaño, para matizar cómo actúa la sonrisa y que nos puede ilustrar muy significativamente, sobre la importancia de la sonrisa en nuestra vida y en la de los demás. Dice así: “Un día, cierto ermitaño, salió de su retiro, en la montaña, con un extraño mensaje, diciendo a cada uno que encontraba: “¿Posees tú sonrisa?. Cuando se le preguntaba por qué no hablaba de clemencia, compasión, amor, devoción y otros rasgos fundamentales de la vida virtuosa, respondía: “Tan sólo la sonrisa no debe ser olvidada: el resto vendrá”.
El ermitaño tenía razón. ¿Cómo podremos volvernos hacia el amor, si no existe morada para él?. La sonrisa es la puerta del santuario del corazón.
Si la actitud e irradiación de nuestra sonrisa está cargada de energía positiva, de amor, de amistad, de benevolencia y de belleza, del corazón sale disparada una ardiente saeta que traspasa las barreras psicológicas de las personas con las que entramos en relación, haciendo estallar en la intimidad de su ser, cascadas de felicidad y agradecimiento. Entonces, se puede esperar lo mejor de estas personas, recibiendo de su parte, las bendiciones de la amistad, el apoyo, la colaboración, la compresión y el afecto. Los corazones están unidos y colaboran juntos ahora.
Por el contrario, si lo que sale de nuestra sonrisa, es un conjunto de emociones fingidas, como la de los mentirosos, estafadores, la mayoría de políticos, etc entonces se capta la actitud negativa, el corazón se bloquea, surgiendo un estado de rechazo y desconfianza y levantando una barrera psicológica entre las personas.
Sonreír es dar una oportunidad para la cooperación y cooperar, es despertar lo mejor de cada hombre, en lo íntimo de su corazón.
CONTINUARÁ 2ª PARTE